sábado, 3 de julio de 2010

La puertita.

¿Ves ésa puertita?
Sí, aquella, la que está bonita.
Bueno pues, ella conduce a mi tesoro más preciado.
Algo chiquito pero valioso cómo el oro más dorado.
Lástima perdí la llave en el pasado.
Se la llevó y nunca regresó.
Se paró a la orilla de un río y la arrojó.
La llave en el fondo se asentó.
Y nunca más pude abrir mi corazón.

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