lunes, 5 de julio de 2010

El río que fluye.

Sentada a la orilla del río, dejé colgar mis pies apenas rozando el agua, vi como ése líquido se fue transformando de agua cristalina a turbia, vi como mis malos pensamientos salían de las plantas de mis pies y se iban con la corriente para nunca regresar... luego me di cuenta el río desembocaba justo enfrente de mi casa.

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