martes, 30 de noviembre de 2010

Cian

Un abismo me inunda e invade los ojos,
pero sé que no me he quedado ciega,
es que no te veo, no te encuentro, no quieres verme.

No quiero doblar a la esquina porque puede que te encuentre,
que me encuentres y cruzemos una mirada, una de ésas perdidas, pero al final es mirada.
Si no te encuentro sé que buscaré inconcientemente por cada lugar vacío, espacio y pasillo.

No puedo pretender que no te pienso, que no te imagino, que no te quiero ver, porque sé que sí es así, puedo engañarte a ti, pero no a mi alma.

Juego con tu idea, navego entre sueños guajiros, me pierdo entre mis propios pensamientos,  me duermo entre tus brazos, respiro de tu aire.

Y aunque nuestras almas no estuvieran hechas para estar enlazadas y encontrarse en otra eternidad, no me quito la idea de poderlo intentar,
sé que no tendré otro momento para actuar, para hablar y decirlo, 
por éso te pido el que nunca me encuentres,


déjaselo al aire, a la brisa, al destino que nos haga lo que quiera.
Tápate los ojos, los oídos, no escuches mis sollozos, mis gritos, mi desamor, no escuches nada por favor, tampoco digas nada, tus ojos me dicen lo que tú callas.

Cierra los ojos, duerme y sueña.

Te veo en un rato.




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